miércoles, 28 de noviembre de 2012 Diabólica Publicado por Leyna en 18:35

Cuenta la leyenda que en el sur de Francia, en los albores de 1450, tres jóvenes de gran pureza hicieron tres promesas que, aun pronunciadas desde el amor y el sacrificio, iban a abocarlos irremediablemente a la Oscuridad.Así fue como Adrianne, la más pura entre las almas de la época, una joven que jamás había conocido la maldad, se vio empujada a entregar su alma al Maligno para salvar a quien más amaba.Pero su sacrificio nunca fue suficiente y los hados iban a llevarla a una situación funesta en que tendría que decidir cuánto más estaba dispuesta a dar para salvar no sólo a quien amó en su inocencia, sino también a quien amaba con la oscuridad de su alma. Y, mientras tanto, el pueblo iba a ser testigo de la lucha entre el Bien y el Mal, pero no todos sobrevivirían.Porque...el Mal no iba a conformarse con tres almas, si podía someter a toda la humanidad.


Edad Media. Francia. Tres jóvenes amigos. Adrianne es bella, dulce, inocente y pura. Gaspard, sensible, trabajador y bueno. Kartal es silencioso, solitario y reflexivo. Tanto Gaspard como Kartal aman a Adrianne, y aunque ella los quiere a ambos, siempre se ha decantado por el primero. Cuando Kartal tiene que marcharse del pueblo, Adrianne sufre muchísimo, a pesar de que él la jura que volverá a buscarla.
Los años pasan, Gaspard y Adrianne crecen, y su amor se vuelve más fuerte y sólido. Tanto es así que, cuando planean su boda, ella teme que él no pueda ser feliz si la ocurriera algo; de forma que hace jurar a Gaspard que seguirá adelante con su vida pase lo que pase. Ninguno de los dos da demasiada importancia a una promesa que no piensan que vaya a hacer falta cumplir, pero lo que no esperan es que, poco después, Kartal vuelva al pueblo totalmente cambiado, tras vender su alma al Diablo para poder reunirse con Adrianne y cumplir el juramento que la hizo tiempo atrás.
Adrianne se alegra mucho de reencontrarse con su viejo amigo, hasta que empieza a ver el Mal que le rodea. Cuando Kartal la pide que se vaya con él, la chica no duda en negarse y en proclamar el profundo amor que siente por Gaspard. No obstante, Kartal la amenaza con matar a su amado si ella no acepta su ofrecimiento; por lo que Adrienne consiente entregarse al Mal, no sin antes jurar que siempre amará a Gaspard y que nunca dejará de hacerlo. 
Tres promesas. Tres juramentos. Cada amigo hizo uno, sin saber cuánto llegarían a lamentarlo. Tres compromisos que los unirían para toda la eternidad.


Este libro tiene algo distinto. Es muy diferente a lo que estoy acostumbrada: por esa trama tan original, por la atmósfera que transmite de antigua leyenda y porque al leerlo parece un cuento. Realmente está narrado como tal, solo que este "cuento" es oscuro y tenebroso. 

La historia es atípica e innovadora. Empieza siendo dulce y tierna (aunque sin desprenderse de ese clima inquietante) y va adquiriendo dureza e intensidad a medida que avanzan las páginas. 
El Bien y el Mal siempre están presentes, al igual que el amor, el misterio y, también, la religión, tema muy recurrente en la novela.
Entiendo que las referencias religiosas son imprescindibles y necesarias, pero a veces me resultaba un poco cansino que constantemente se hiciera alusión a ellas. 

Una de las cosas que más me han gustado (por no decir la que más) es la ambientación. Los escenarios, la época, los personajes, el vocabulario... Te meten de lleno en ese entorno.
Todo el libro está impregnado por un halo lúgubre, tenebroso, enigmático y a veces siniestro. Es genial.

Adrianne y Kartal son, para mí, los personajes estrella. Ella evoluciona y madura muchísimo a lo largo de la novela; me agradó bastante más la Adrienne diabólica, pícara, realista y astuta.
Por otro lado está Kartal, atractivo, seductor y apuesto. El malo de la historia, que sorprendentemente me gustó mucho; tiene ese aire pecaminoso y perverso que a veces resulta taaaaan atrayente. Sin duda, lo prefiero antes que a Gaspard, quién, aunque me convenció más que ninguno al principio, me fue gustando menos a medida que se desarrollaba la trama. 

El fallo que encuentro es que el ritmo es muy lento algunas veces, puede que por las abundantes y largas descripciones, o por la escasez de diálogos. Había partes que devoraba con gran atención, pero otras, en cambio, me resultaban pesadas y aburridas. 
Disfruté más con las escenas contadas desde la posición de Adrienne. Son más curiosas e interesantes que las partes desde el punto de vista de Gaspard.

La narración es una de las mejores cosas de la obra. Al igual que me pasó con Taibhse (primer libro que leí de la autora) me ha llamado la atención lo bien que escribe Carolina Lozano. Tiene un estilo muy cuidado, pulido y trabajado. Diabólica está fenomenalmente escrito.

El final me sorprendió enormemente. Esta novela no es, en absoluto, previsible. Lo que iba a pasar era una gran incógnita para mí, y en ningún momento llegué a intuirlo, ni tampoco cómo acabaría; aunque me hubiera gustado que ciertas cuestiones terminaran de otra forma.
Un desenlace que emociona, bonito y triste al mismo tiempo, nostálgico y esperanzador a la vez. Logró conmoverme y consiguió que siguiera pensando en él horas después de haberlo leído.

Diabólica es un libro autoconclusivo sobre el poder del Bien y el Mal, sobre la inmensidad del amor y del odio. Sobre promesas que condenan, sobre almas puras y almas perdidas.

Juramentos, tentaciones, amores imposibles, fe, sacrificios, perdones, muertes y reencuentros.

Cuidado con lo que deseas... porque podría cumplirse.

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Leyna