Al crecer en la luna, Xingyin está acostumbrada a la soledad, sin saber que se la está ocultando del temido Emperador Celestial, que exilió a su madre por robar el elixir de la inmortalidad. Pero cuando la magia de Xingyin se manifiesta y su existencia es descubierta, se ve obligada a abandonar su hogar y dejar atrás a su madre.
Sola, indefensa y asustada, se abre camino hasta el Reino Celestial, una tierra de ensueño llena de secretos. Tras ocultar su identidad, aprovecha la oportunidad de entrenar junto al hijo del Emperador, exhibiendo dotes maestras para la arquería y la magia, incluso cuando la llama de la pasión se enciende entre el príncipe y ella.
Para salvar a su madre, Xingyin se embarca en una peligrosa misión, enfrentándose a criaturas legendarias y enemigos despiadados. Sin embargo, cuando la traición asoma y la magia prohibida amenaza al reino, deberá desafiar al despiadado Emperador Celestial mediante un peligroso acuerdo, debatiéndose entre perder lo único que ama y desatar el caos en el reino.
La hija de la diosa de la luna es una historia inspirada en la leyenda de Chang'e, la diosa de la luna.
El libro empieza bastante fuerte metiéndonos en la acción desde el primer capítulo y comenzando enseguida con el viaje de Xingyin para liberar a su madre.
Xingyin es una joven decidida, que evoluciona mucho a lo largo de la obra, tanto en personalidad como en habilidades. Con Luwei, el hijo del Emperador, no he logrado congeniar. No me cae mal, de hecho es un personaje amable y luchador que trata bien a Xingyin, pero no sé por qué no conecto con él. Hay otro personaje secundario que me gusta mucho más y que espero que tenga más protagonismo en la continuación.
No se puede negar que la trama está llena de aventuras y que están pasando cosas constantemente. Tal es la sucesión de acontecimientos que a veces me daba la sensación de que la protagonista participaba en una gymkana, pasando de una misión a la siguiente.
Lo bueno de esto es que nos encontramos con un montón de subtramas que, además, alternan el argumento con varias leyendas y mitos chinos; detalle que me gustó muchísimo. Lo malo es que a veces me daba la sensación de que la historia no tenía una dirección clara y que simplemente Xingyin se iba encontrando por casualidad con distintas situaciones que convenientemente la acercaban a su objetivo.
La ambientación es increíble, de lo mejor del libro. Magia, antiguas leyendas, seres mitológicos, secretos, traiciones... La autora nos transporta a un mundo que parece un cuento, y así lo sentí mientras lo narraba.
El final tiene hilos por donde tirar en la continuación (estamos ante la primera parte de una bilogía) pero podría leerse perfectamente como obra autoconclusiva.
Leyna