domingo, 13 de noviembre de 2016 Reseña: Todas mis heridas Publicado por Leyna en 19:23

Charlie está deshecha. Con solo diecisiete años, ha perdido ya mucho más de lo que la mayoría de las personas llega a perder en toda su vida.Mientras el resto de las chicas de su edad solo se preocupan por banalidades, Charlie ha tenido que madurar repentinamente y aprender a olvidar. Pero olvidar no es fácil, y ella solo sabe hacerlo autolesionándose. Cada nueva herida, golpe o corte la ayudarán a borrar de su mente lo que pasó con su padre, su mejor amiga y su madre.

Y cuando Charlie se ve obligada a abandonar el centro de rehabilitación en el que lucha por sobrevivir, se encuentra sola en un viaje inimaginable, un largo trayecto que ha de permitirle curar todas sus heridas.

Charlie, a pesar de sus 17 años, ha tenido una vida dura, muy dura; más de lo que puede soportar. Por eso acaba en un centro de rehabilitación que debe abandonar justo cuando empezaba a acostumbrarse a su nueva vida. Ahora está prácticamente sola y tiene que empezar de cero, haciendo testigo al lector de sus avances y retrocesos, de sus logros y fracasos y de su difícil pero emocionante camino hacia la recuperación tanto física como mental.


Sólo con ver la portada del libro y leer su sinopsis se sabe que va a ser una lectura dura, profunda y desgarradora. Y, efectivamente, esas tres palabras son las que mejor definen esta historia.

Charlie es un tipo de protagonista que jamás me había encontrado. A pesar de ser callada (incluso borde en ocasiones), de tragar más de lo que debería y de no imponerse tanto como me gustaría, la he admirado y cogido cariño. Es realista y cercana, un personaje con matices y bien perfilado. Fuerte y débil, valiente y temerosa, decidida e insegura, contestona y callada. Charlie es todo eso y mucho más según la ocasión, llena de defectos y virtudes, de equivocaciones y aciertos, como cualquier persona. 
La joven ha sufrido muchísimo y tiene varios problemas graves, entre los que destaca el motivo de que acabe en un centro: se autolesiona. Me gusta cómo afronta la autora los delicados temas que se tratan, así como la evolución de Charlie y su actitud ante la difícil situación en la que se encuentra. Me parece natural y creíble, en ningún momento lo sentí forzado.
El resto de personajes tampoco tienen desperdicio, desde las compañeras de centro de Charlie (la mayoría tan perdidas como ella), hasta un antiguo amigo que vuelve a su vida (alegre, entregado y dulce), pasando por la gente a la que conoce cuando le dan el alta (como Riley, un joven carismático y seductor que arrastra tantos problemas como la propia Charlie, o Linus, una mujer intuitiva, luchadora y sensible).

Lo mejor de este libro es que su ambiente te envuelve y aprendes a apreciarlo pues, aunque cuenta con elementos desagradables y tristes, no se regodea en el drama y se narra desde una perspectiva de superación y esperanza. 
La historia es sobrecogedora e impactante, pero tiene muchos puntos amables gracias a la bondad, al apoyo y al altruismo de los personajes.

Kathleen Glasgow tiene mucho talento, tanto para expresar como para transmitir. Su maravillosa pluma atrae y engancha. La narración es increíble: delicada, elegante, íntima y directa.

El libro se divide en tres partes. La primera nos narra el paso de Charlie por el centro de rehabilitación, mientras que la segunda y la tercera nos cuentan qué es de la chica una vez que sale de allí. El ritmo en general es ágil, también gracias a los cortos capítulos (algunos no ocupan ni media página), aunque la segunda y tercera parte de la novela tienen momentos más pausados.

A pesar de que me habría gustado conocer más detalles sobre varias situaciones o personajes, me gusta la sensación esperanzadora y optimista que deja el desenlace.

Todas mis heridas es un libro intenso, reflexivo y duro que habla de pérdida, de sufrimiento, de cometer errores y enmendarlos, de segundas oportunidades, de quererse a uno mismo, de seguir adelante y de tener esperanza.

Leyna