Bianca no se considera la más guapa del instituto, pero sí demasiado lista para dejarse engañar por el atractivo y mujeriego Wesley Rush. Por eso, cuando Wesley la llama Duff —apodo que utiliza para referirse a la chica menos agraciada de un grupo de amigas—, lo último que ella espera es acabar besándose con él.
Pero ha pasado y, aunque lo odia con todas sus fuerzas, el beso le gusta. Y sin apenas saber cómo, empiezan una relación secreta de amigos (o enemigos) con derecho a roce. Poco a poco, Bianca descubrirá que tienen algo en común: ambos esconden un problema familiar. Resulta, además, que él la comprende y la escucha. De pronto se da cuenta, con horror, de que tal vez haya algo más que sexo entre ellos.
La sinopsis deja muy claro el argumento: Bianca odia a Westley, el mujeriego del instituto, pero un día se besan y ella lo disfruta. Así comienzan una relación de sólo sexo, sin compromiso ni exclusividad. Bianca tiene problemas y descubre que Westley también, y que no es el capullo que pensaba, que es amable y atento... y que siente por él algo muy fuerte que jamás imaginó.
Esta obra ha causado mucho revuelo y ha sido un boom, a la par que despierta opiniones muy variadas. A algunos les ha encantado mientras que otros no entienden el por qué de tanto alboroto.
Si bien es cierto que para mí no es el libro del año, realmente me ha gustado mucho y he disfrutado enormemente con su lectura.
La historia me ha parecido fresca y muy original. No niego que la trama de la chica y el chico que empiezan acostándose y terminan sintiendo algo más está muy trillada y vista en series, películas, y novelas de otros géneros; pero personalmente nunca me he topado con un libro juvenil donde la relación de los protagonistas comience con el sexo (sin que haya ninguna emoción de por medio), y por eso el argumento me ha resultado tan refrescante y novedoso.
Bianca es independiente, directa, arisca y, sí, borde. La simpatía no se encuentra entre sus características, y eso me ha divertido. Me lo he pasado pipa con su cinismo, su sarcasmo, sus comentarios y sus pullas. Sobre todo con los que dedica a Westley.
Ay... ¿y qué decir de ese conquistador tan carismático? Me gusta mucho. Es dicharachero, sincero y franco, y (por el comportamiento que vemos con Bianca) es una persona comprensiva, gentil y dulce, sin perder su punto pícaro. Y se preocupa por ella.
Las mejores amigas de Bianca, Cassey y Jessica, son muy diferentes: las tres forman un grupillo muy peculiar. Jessica es demasiado inocente y entusiasta para mi gusto, aunque da en el clavo con un par de cosas, y Cassey se ganó mi aprobación: un personaje muy realista, cercano y con el que no cuesta empatizar.
La lectura de esta obra es increíblemente ágil y rápida. Su ritmo fluido y la narración jovial y dinámica (junto con la interesante trama) me tuvieron pegada a las páginas deseando no parar de leer hasta llegar al final.
Los fallos que encontré son pequeños detalles, cositas que no me convencieron; como ciertas incoherencias de Bianca, alguna escena a mi parecer forzada, o maneras de resolver hechos puntuales que me hubieran gustado más si se desarrollaran de otra forma. Aun así, no son aspectos tan importantes como para que mi opinión sobre The Duff desmejore.
El sentido del humor que desprende el libro es obvio, pero eso no quita que la historia toque temas duros y de cierta gravedad. Me gustó que la trama ahondara en ese aspecto sin perder su aura divertida.
El final es cerrado, estamos ante una obra autoconclusiva. Y debo decir que es un desenlace que pega a la perfección con el espíritu de la novela y de sus personajes.
The Duff nos narra una historia juvenil, atípica, desenfadada, divertida y ligera, que tiene un trasfondo más profundo de lo que parece.
Junto a eso, los naturales personajes, el veloz ritmo y una clara escritura son los ingredientes principales que conforman este libro de humor, amistad, sexo, problemas familiares, amor, conflictos internos y molestos motes.
Leyna