En el teatro Mercury de Londres circulan rumores sobre una maldición. Se dice que Lilith, la actriz principal, ha hecho un pacto con Melpómene, la trágica musa de la mitología griega, para convertirse en la actriz más importante que haya pisado un escenario. Albergando sospechas sobre Lilith, la esposa del propietario del teatro envía a Jenny, la encargada del vestuario, a espiarla; ella, desesperada por conseguir más dinero para ayudar a su familia, acepta el encargo. Lo que Jenny descubre es que Lilith es una mujer tan asombrosa en sus actuaciones como provocativa en la vida. Sobre el escenario, parece que esté poseída por los personajes a los que interpreta, pero fuera de él, es tan trágica como la Musa que la inspira. Sintiendo lástima por ella, Jenny se hace amiga de la atormentada actriz. Pero cuando empiezan a tener lugar extraños sucesos alrededor del teatro, empieza a preguntarse si los rumores son ciertos, y a temer que cuando la Musa llegue reclamando su pago, el coste sea demasiado alto.
Las tragedias de la musa es una historia ambientada en el Londres victoriano que goza de una atmósfera gótica perturbadora y oscura. Misterio, tratos con musas, teatro y sucesos paranormales.
El hermano mayor de Jenny ha huido con una actriz, no sin antes dejar a la familia sin dinero y robar en la casa donde Jenny trabajaba. Esto ocasionó que despidieran a nuestra protagonista, por lo que no le queda más remedio que aceptar un puesto en el teatro y, a petición de la esposa del dueño, espiar a Lilith, la nueva actriz principal.
Me gustó este ambiente de misterio, intriga, hechos macabros y algo de cotilleo que tiene la trama. Pero me gustó todavía más cada matiz de los personajes, en especial de Jenny, y la relación que tiene tanto con su contratadora como con Lilith.
Las interacciones con la señora Dyer, la mujer que ha pedido a Jenny que eche un ojo a Lilith, pasan de la admiración y complaciencia por parte de la joven a la desconfianza y el rechazo. Con Lilith ocurre lo contrario: al principio ambas se llevan fatal y Jenny no tiene ningún reparo a la hora de perjudicar a la actriz, pero con el tiempo va surgiendo algo parecido a una amistad y Lilith se gana su lealtad. Me encantó que, a pesar de ciertas actitudes crueles por parte de los personajes, pudiera llegar a entender sus motivaciones. Aunque no lo comparta, creo que los sentimientos de la señora Dyer hacia Lilith son completamente lógicos y comprendo que quiera proteger el bien de su familia y de su patrimonio, pero reconozco que sus métodos son excesivos (y eso no solo es parte de la gracia de la historia, sino que resulta necesario para el conflicto de Jenny). En cuanto a Lilith, entiendo las aspiraciones que quiere lograr y sus anhelos, pero también lleva demasiado lejos su deseo de triunfar y de ser la mejor actriz.
Respecto a Jenny, me sentí muy identificada con ella porque el proceso que pasa con las dos mujeres es el que experimentaba yo como lectora: me gustó ese cambio de paradigma y que se mostrara toda la situación desde diferentes perspectivas, pudiendo ponerme en el lugar de cada parte implicada.
Estamos ante una obra con muchos personajes grises, llenos de matices y de moralidad dudosa. Cada miembro del elenco tiene sus propios intereses y, muchas veces, para conseguir lo que quieren deben pasar por encima de otras personas.
La autora no solo juega muy bien con el miedo, el misterio y el ambiente oscuro de la novela, sino que durante toda la obra me planteaba si de verdad había algo paranormal en lo que estaba sucediendo. El dudar constantemente sobre si la musa existía o si, por el contrario, era una obsesión de quien creía tener su favor, me atrapó. Considero que es uno de los encantos de la trama. Hay escenas realmente turbias e inquietantes, sucesos trágicos y momentos que ponen los pelos de punta.
Lo más flojo de la obra es, por un lado, el romance, que no me interesaba demasiado (aunque tampoco tiene mucha relevancia); y, por el otro, que el ritmo me resultó irregular.
El desenlace me encantó: no tenía ni idea de por dónde podía tirar la historia, cualquier cosa era posible, y estoy muy satisfecha con el final de cada personaje.
Leyna