Durante toda su vida, la aldea de Gesela ha estado maldita. Y no ha sufrido una única maldición, sino una tras otra. Cuando sucede, uno de sus habitantes debe romperla, siempre con consecuencias. Tras secarse el pozo, Gesela debe salvar a la aldea matando al sapo que hay dentro. El problema es que... ¡El sapo no es un sapo! Es un príncipe elfo que también está maldito y, tras su muerte, sus hermanos claman venganza. Como castigo, envían a Gesela a vivir con el séptimo hermano, al que llaman "la bestia". Cuando creía que su destino iba a ser convertirse en la prisionera de un monstruo, resulta que la bestia es un ser realmente guapo y, en vez de encerrarla, le ofrece un acuerdo: si averigua su auténtico nombre, se podrá ir. Gesela acepta, pero no es tan simple como pudiera parecer, porque deberá pronunciar su nombre con amor para que él también pueda ser libre. ¿Serán capaces de amarse a tiempo?
Montañas de cristal es la primera parte de una serie de libros cortos y autoconclusivos de fantasía, donde cada obra adaptará un cuento distinto y tendrá protagonistas diferentes.
Esta entrega es un retelling de La bella y la bestia, pero tiene un montón de elementos de los cuentos de hadas irlandeses y de las historias de los hermanos Grimm y de Hans Christian Andersen. Me sentí muy complacida al leer tantas referencias e incluso al ver cómo se ridiculizan algunos temas típicos, como el de la damisela en apuros. Fue un placer ver la manera en que la autora confronta ideas machistas y superficiales de los cuentos clásicos.
He leído otras novelas de Scarlett, así que sabía que la historia tendría bastante spicy. Dado que se trata de un libro de menos de 230 páginas temía que una trama autoconclusiva se quedara corta, pero me he llevado una grata sorpresa: he encontrado una obra con chicha e intriga, que está bien elaborada y que me ha tenido enganchada. Claro que hay contenido erótico, lenguaje obsceno y muchos desnudos, pero por suerte el nivel fue menor de lo que pensaba en un inicio y, en cambio, hubo mucho más argumento del que creía.
La ambientación me ha gustado, me resulta sumamente atrayente ese mundo de cuento que crea la autora, repleto de maldiciones, príncipes elfos, espejos mágicos, tratos, bosques encantados, traiciones y secretos.
Gesela debe poner fin a una de las maldiciones que está asolando su aldea, pero sabe que tendrá horribles consecuencias. Matar a un sapo que acaba siendo un elfo de la realeza desemboca en que la joven termine en el castillo de la bestia. Si no adivina su nombre en un plazo de una semana tendrá que quedarse allí durante seis años.
La lectura es muy ágil; el libro se lee solo. Los capítulos son cortos y me alegró descubrir que ambos protagonistas narran su perspectiva. Los capítulos de ella están señalados con una enredadera con rosas y los de él con una planta llena de espinas.
Otro punto positivo es la edición: a lo largo de toda la novela nos acompañan bonitas ilustraciones en blanco y negro (además del mapa del inicio y de los dibujos que diferencian los capítulos). Os dejo un ejemplo para que veáis el estilo de dibujo.
Al igual que en La bella y la bestia, Casamir debe conseguir que Gesela se enamore de él, para lo cual pide consejo a otros personajes. Estas escenas, donde predominan los diálogos mordaces, me hicieron mucha gracia; me agradó que a pesar de lo oscuro y sangriento de algunas partes de la trama también hubiera momentos de humor.
Recomiendo leer la nota de la autora que aparece al final, dado que explica muy bien en qué cuentos se basó para escribir la obra y algunas decisiones que tomó en cuanto al argumento. También confirmó que habría un libro por cada hermano de Casamir, ¡no puedo esperar a leerlos! Sobre todo con la trama común de fondo que se vislumbra.
Montañas de cristal ha sido una lectura que me ha dejado muy satisfecha. A pesar de ser un libro corto y autoconclusivo (algo que no abunda en fantasía) tiene una historia bastante completa: con intriga, romance, traiciones, spicy, toques cómicos, sangre y bellas ilustraciones.
Leyna