Una preciosa historia de amor y aventura de manos de Aurore, una de las ilustradoras con influencia asiática más prolíficas de Francia.
El valle de Geumjhi está maldito. Se dice que una bruja habita en las ruinas de un castillo y que todos aquellos que se acercan quedan prisioneros para siempre.
Cuando Lynette desaparece su prometido lo arriesga todo para salvarla, sea cual sea el precio. Aunque eso implique su propia vida. Su propia alma.
Ayer paseaba frente a mis estanterías, pensando qué leería a continuación, cuando Harfang empezó a llamarme desde su balda; primero muy bajito, luego más fuerte y finalmente a gritos. No podía ignorar su reclamo, así que lo cogí, me tumbé en el sofá y empecé a leer. No me moví hasta que llegué a la última página, con una gran sonrisa en el rostro.
La edición es una maravilla. Oro puro. El dibujo es una pasada, absolutamente precioso, el papel y su brillo realzan el talento de la ilustradora y, al final, tenemos un montón de extras y material adicional que ponen el broche perfecto a esta obra de arte.
La historia engancha, mezclando una estética oriental con la trama del cuento en que se basa, sumando a esto romance, acción, magia, aventuras, maldiciones...
La autora saber transmitir mucho con la cara y expresión de los personajes, y llegué a reírme a carcajadas con sus puntos divertidos y algún que otro momento pícaro.
El ritmo es increíblemente ameno y ágil, y los sucesos que transcurren incitan a seguir leyendo para saber qué ocurrirá y qué sorpresas nos aguardan.
Me ha gustado mucho tanto la trama como su desarrollo y final: bonitos y con moraleja.
Una obra para enmarcar y releer de vez en cuando, perdiéndonos es su magia y misticismo, en su fantástica historia y en su atrayente estética.
