Rachel tiene 18 años, un novio atractivo y cariñoso, un grupo de amigos maravillosos y el futuro por delante. Unos días antes de irse a la universidad, durante la despedida, ocurre una terrible desgracia. 5 años después vive sola en un piso minúsculo, con un trabajo sin futuro, aislada y con un sentimiento de culpa por aquel trágico suceso que lo alteró todo. Haría lo que fuera por dar marcha atrás, pero la vida no funciona de esa manera... ¿O tal vez sí? Cuando regresa a su pueblo por primera vez desde aquella noche, sufre una caída y se golpea la cabeza. Al despertarse, todo ha cambiado. Es como si su vida hubiera tomado un rumbo distinto. Está comprometida con un chico fantástico, vive rodeada por su familia y amigos, tiene la carrera profesional con la que había soñado, y su mejor amigo sigue a su lado. Pero ¿por qué no consigue deshacerse de esos extraños recuerdos de una existencia muy distinta? Y, ¿ya tiene claro quién es el amor de su vida?
La trama, aunque en parte me recuerda a la típica película de sobremesa de los fines de semana, me atraía. Me parecía curiosa, así como me intrigaba saber cómo habría sido la vida de Rachel si los acontecimientos se hubieran desarrollado de otra forma.
La diferencia entre las dos versiones de su vida es abismal, y nos hace reflexionar sobre cómo todo puede cambiar en un instante y lo diferente que sería nuestro futuro si las cosas hubieran ocurrido de otra forma: incluso el más mínimo detalle puede suponer un gran contraste.
Sin embargo, por mucho que me pudiera llamar la atención el argumento, creo que está muy mal elaborado. Tampoco encuentro una cohesión, ya que el inicio es demasiado lento para lo rápidamente que transcurre el resto de la novela.
Para mí, la historia podría haberse explotado mucho más, pudiendo llegar a ser una obra bonita, profunda, tierna y emotiva; pero mi percepción es que todo queda en la superficie: se pierden muchas páginas con temas sin interés y no se ahonda en cuestiones serias que podrían calar en el lector.
Me parece bien que la protagonista, al tener esos recuerdos de otra vida, intente contrastarlos y descubrir qué está pasando, pero creo que se dedica demasiado tiempo a eso en detrimento de la trama principal. Si eso ocupa tantas partes en el libro, habría estado mejor compensado que se desarrollaran igual de bien el resto de los hechos narrados, porque muchos quedan flojos, precipitados y surrealistas.
Respecto al elenco, no llegué a congeniar con él. Con ninguno de los personajes. Siento que son lo que se necesita para que la autora llegue a determinada dirección, sin que su estructura interna encaje o sea creíble y coherente. Ocurren ciertas situaciones con algunos de ellos que hacen pensar que hay algo más detrás, que tendrá cierta transcendencia, y luego el tema se queda ahí, invirtiendo tiempo (una vez más) en algo que ni importa ni aporta nada a la historia.
El romance tampoco me ha gustado, principalmente porque lo encuentro repentino y precipitado. Por mucho que la chica acabe de "despertarse" en esa otra vida, considero que los comportamientos de la pareja son poco realistas, con exceso de confianza y con un enamoramiento muy veloz (a pesar de la situación). No me convenció que, además, la obra se centrara tanto en otra relación en lugar de en la principal, sobre todo cuando lo que la rodea es excesivamente predecible. Lo que va a pasar se ve venir de lejos; hubiera preferido que ese tema se zanjara antes para que la verdadera historia de amor tuviera más momentos, y que así también resultara más creíble.
En cuanto al final, debo decir que al leerlo me quedé muy confundida. Ni me gustó ni lo entendí. Si a esto añadimos que ni la narración ni el ritmo son para tirar cohetes, podéis imaginar que esta lectura no ha sido lo mío.
La otra vida de Rachel es el ejemplo perfecto de lo que podría haber sido y no fue.
No lo recomiendo, aunque sé que hay bastante gente que lo ha disfrutado.
Leyna