Para entender lo que pasó con su mejor amigo Hayden, Sam tiene que confiar en la lista de canciones y en su memoria. Pero cuanto más escucha se da cuenta de que su memoria no es tan confiable como creía. Especialmente cuando alguien que pretende ser Hayden le manda mensajes enigmáticos, al mismo tiempo que comienza una serie de ataques contra los matones que le hicieron la vida imposible a su amigo.
Sam sabe que tiene que enfrentar lo que ocurrió esa noche. La única manera: quitarse los auriculares y abrir los ojos a las personas que lo rodean (incluyendo una chica excéntrica e impredecible, también llena de secretos) para poder desentrañar la historia de su mejor amigo.
Y quizás llegar a cambiar la suya propia.
Sam sólo tenía un amigo. Digo "tenía" porque Hayden, su colega del alma desde hace años, se ha suicidado y no se sabe exactamente por qué. Vale, está convencido de que es culpa suya, pero también sabe que hay algo más. Los últimos acontecimientos antes de la muerte de Hayden son confusos, no cuadran; así que cuando empieza a recibir extraños mensajes y cuando los chicos que hicieron la vida imposible a su amigo comienzan a tener problemas, Sam decide desentrañar el misterio como sea.
La curiosidad por saber qué llevó a Hayden a suicidarse surge desde el principio y sigue aumentando a medida que van aparecido personajes, revelaciones sorprendentes y nuevos datos. Las ganas de descubrir la verdad me mantuvieron pegada al libro, por lo que el ritmo me resultó fluido. Aunque algunas cosas son predecibles, otras me pillaron desprevenida.
La música es una parte fundamental de la novela, no sólo por la playlist que Hayden deja a Sam, también porque cada capítulo representa una canción de la misma. Además hay muchas referencias a cantantes y grupos. Debo reconocer que a veces se me hacía un poco pesado tanta mención a bandas; puede que porque unas cuantas no me sonaban, pero supongo que quien las conozca disfrute de dichos comentarios.
Los personajes son, para mí, el punto fuerte de la novela junto con el halo de misterio que tiene la obra.
Sam es un joven independiente, centrado y algo tímido a quien, al contrario de lo que él mismo cree, se le da muy bien relacionarse con la gente por su ingenio y franqueza.
Astrid aparece en su vida tras la muerte de Hayden y (a pesar de no compartir ciertos aspectos) me ha gustado porque es un personaje llamativo y singular. Es inteligente, alegre, espontánea, amable, empática y se desenvuelve con soltura y destreza.
Por lo que sabemos de Hayden, sobre todo gracias a los recuerdos de nuestro protagonista, podemos decir que era profundo y reflexivo. Más complejo de lo que parece.
Otros miembros del elenco, como los amigos de Astrid, me han agradado y aportan su toque interesante.
Considero que el desenlace es el apropiado y, a pesar de un par de detalles que me han chirriado, me parece un final nostálgico y esperanzador al mismo tiempo.
Playlist. Las canciones de mi muerte es un libro que intriga y mantiene en suspense.
Canción a canción, los misterios se van resolviendo y las piezas comienzan a encajar.
Leyna