miércoles, 11 de octubre de 2017
Publicado por
Leyna
en
16:04
//
Etiquetas:
Dos vidas,
Libros,
Reseña
Sierra vive en Oregón la mitad del año, donde sus padres tienen una plantación de árboles de navidad. En invierno se trasladan a California para venderlos antes de que lleguen las fiestas. Sierra tiene dos vidas y estar en una significa perder la otra. Los cambios nunca le han importado demasiado, hasta que una navidad conoce a Caleb y una vida eclipsa la otra.
Caleb no es el chico perfecto. Hace años cometió un error y ha estado pagando desde entonces, pero Sierra ve más allá del pasado de Caleb y se empeña en ayudarlo a encontrar el perdón y, tal vez, la redención. Mientras, la desaprobación, los malentendidos y las sospechas se arremolinan alrededor de ellos. Caleb y Sierra descubren, a pesar de las complicaciones, que lo único que trasciende todo es el amor verdadero.
Por trece razones (el otro libro que leí del autor) me encantó, por lo que tenía confianza en que esta obra también me gustara. Afortunadamente así ha sido, aunque debo decir que esta historia es completamente diferente tanto en trama, como en personajes, forma de ambientarla e incluso en narración (de hecho, por la forma de escribir, a veces me costaba creer que el autor de ambas novelas fuera el mismo).
Dos vidas cuenta una historia sencilla, dulce y tierna, llena de emoción y sentimientos. Aunque la trama no es exactamente como se describe en la sinopsis: leyéndola pensaba que la protagonista vivía la mitad del año en un sitio y la otra mitad en un lugar distinto, teniendo realmente dos vidas. Sin embargo, Sierra tan sólo pasa un mes fuera de Oregón, justo coincidiendo con Navidad (época en la que ella y sus padres se trasladan para vender los árboles que ven crecer durante el resto del año). Es cierto que nunca ha vivido unas Navidades tradicionales ni cerca de sus dos mejores amigas del instituto, pero a pasar un mes fuera (por mucho que en California también conozca a gente y tenga otros amigos) no lo llamaría exactamente tener dos vidas. Al fin y al cabo hay mucha gente que todos los veranos se va incluso varios meses y no lo encuentro tan raro.
En la novela descubriremos a Sierra, una joven centrada, madura, responsable, con un amplio vocabulario (entenderéis la importancia de esto si leéis el libro xD) y muy exigente. Por eso sus amigas alucinan cuando se pilla por Caleb: un chico al que apenas conoce y sobre quien circulan rumores muy serios. Sabe poco sobre él aparte de que es simpático, amable y que tiene un cautivador hoyuelo; por eso quiere conocerlo más y descubrir si lo que se comenta acerca de su pasado es cierto. Su romance es demasiado repentino y contiene varios tópicos, pero no me ha molestado mucho. No sé si es por los personajes o por el desarrollo (o por ambas cosas) por lo que lo encontré bastante natural.
La ambientación me ha encantado: en Navidad e inmersa entre árboles, buenos deseos y chocolate caliente. No estamos en esas fechas y aún así me ha transmitido espíritu navideño, así que leer el libro en dicha época tiene que ser mágico.
A pesar de que la obra me ha gustado y de que ha sido una lectura agradable, con una estupenda narración y un ritmo increíble (leía sin darme cuenta, cuando me fijaba ya llevaba muchas más páginas de las que imaginaba) me han chirriado varios detalles: algunos temas se repiten en exceso y se les da demasiadas vueltas, aunque los motivos de conflicto son completamente lógicos la forma en que transcurren se me antojaba forzada, la manera en que se quiere dejar claro lo buena persona que es Caleb me resultaba más incisiva de la cuenta y el comportamiento de ciertos personajes me pareció incoherente. Entiendo que las personas somos así, tenemos nuestra incongruencias y podemos cambiar de opinión, pero tanto y tan de repente, al leerlo en un libro, no me convence.
El final transmite mucha nostalgia a la vez que es emotivo, creíble, bonito y perfecto para la trama.
Dos vidas es una lectura ligera que narra una bonita historia en un ambiente adorable y encantador. Me ha gustado y he disfrutado mientras lo leía, pero siento que me ha faltado algo.
Leyna