Palabras envenenadas es una crónica de un día trepidante, vivido a contrarreloj y protagonizado por tres personas cercanas a Bárbara Molina, desaparecida misteriosa y violentamente cuando tenía quince años. Un enigma que, después de cuatro años sin resolverse, va a verse sacudido por nuevas claves. A veces, la verdad permanece oculta en la oscuridad y sólo se ilumina al abrir una ventana.
Una historia de mentiras, secretos, engaños y falsas apariencias que pone el dedo en la llaga sobre mitos incuestionables. Un relato escalofriante que disecciona la hipocresía de la sociedad española moderna. Una denuncia valiente de los abusos sexuales infantiles, sus devastadoras consecuencia y su invisibilidad en este mundo bienpensante nuestro.
Bárbara Molina desapareció a los quince años y no hay ninguna pista que indique a la familia o a la policía que la pasó, si sigue viva, y dónde se encuentra. Cuatro años más tarde, el día que Bárbara cumple los diecinueve, una llamada de teléfono da una nueva luz al caso, y tanto ella como las personas de su entorno revivirán el trágico suceso ocurrido tiempo atrás, al igual que otros recuerdos anteriores y hechos trascurridos durante la desaparición.
Palabras envenenadas me llamó la atención desde el principio, pues nunca había leído nada sobre este tema. Aunque nos cuenta una historia dura, a mí no me ha costado ni se me ha hecho difícil de leer en ningún momento.
Cada capítulo está narrado desde el punto de vista de distintos personajes: la propia Bárbara Molina, su madre, la mejor amiga de la chica y el polícia a punto de jubilarse que llevó el caso. Los capítulos que más me han gustado son los de Bárbara, pero todos aportan diferentes datos y vivencias sobre el secuestro. Mientras que los de su amiga resultan cercanos e interesantes, los de la madre están llenos de ternura y los del policía dan muchísima información sobre Bárbara, la familia y los sospechosos.
Una vez que te metes en la historia engancha de tal manera que resulta imposible abandonar la lectura. La mitad del libro la leí de una sentada: no paré hasta que lo acabé. Me prometía a mí misma "un capítulo más", "otro más", "el último y lo dejo"... y así hasta que llegué a la última página de la novela.
La sorpresa es un factor con el que juega la autora durante todo el libro. Los nuevos datos y hechos que se van descubriendo a medida que la trama avanza, la identidad de el secuestrador y cómo acaba la obra son aspectos que sorprenden y asombran.
Sé que a muchas personas no las gusta ponerse con este tipo de historias en esta época del año, que prefieren leer cosas más alegres; así que si es vuestro caso, os animo a incluirlo en vuestra lista de libros para devorar cuando llegue el otoño ^^
Palabras envenenadas es una obra impactante, con una escritura fluída y precisa, que sabe atrapar al lector para que no pueda parar de leer hasta desentrañar los misterios que encierra la novela. Un libro que hace pensar y que no dejará indiferente.
Leyna