
Cuando los antiguos rivales Rowan Roth y Neil McNair confesaron
sus sentimientos el último día de clases en el bachillerato, sabían que
solo pasarían un par de meses juntos antes de irse a la universidad.
Ahora, a pesar de que el verano ha terminado, están empeñados en hacer
que su relación funcione mientras comienzan sus estudios en diferentes
lugares del país. En Boston, Rowan tiene muchas ganas
de encontrar su lugar entre otros aspirantes a novelistas y aprender de
una profesora de escritura creativa que adora. Simplemente no está
segura de por qué no puede encontrar su voz. En
Nueva York, Neil acepta el caos de la ciudad y encuentra un nuevo grupo
de amigos, algo que le resulta más fácil de lo que esperaba. Pero cuando
su pasado se niega a dejarlo en paz, no sabe cómo manejar los altibajos
de su salud mental, ni cómo hablar del tema con la chica a la que
quiere. Durante un año de llamadas telefónicas
nocturnas, visitas de fin de semana y aventuras en la costa este, Rowan y
Neil se enamoran una y otra vez mientras luchan contra la incertidumbre
de sus nuevas vidas. Han pasado muchos años en desacuerdo; ahora que
por fin están en el mismo equipo, ¿qué les depara el futuro?
Todo lo que he leído de la autora me ha gustado muchísimo, por eso me da una pena tremenda que este libro no haya conectado conmigo.
En
realidad, ni siquiera yo sé por qué no he podido sentir un vínculo con
esta historia. Todo es perfecto: los personajes son absolutamente
maravillosos y los temas tratados (como la inseguridad, las relaciones a
distancia, la depresión, las relaciones familiares complicadas y el
descubrir quiénes somos y cómo encontramos nuestro camino) están
espectacularmente llevados.
Adoro la sensibilidad,
la delicadeza y el respeto con el que la autora trata todos estos temas
tan cotidianos pero a la vez tan importantes.
La
relación entre Rowan y Neil no tiene ninguna pega, de verdad que es
perfección absoluta: lo que se dicen, cómo se lo dicen, las maneras en
que se tratan, la forma de intentar cuidarse y protegerse y de mantener
conversaciones incómodas, lo que sienten el uno por el otro... Se nota
que es un amor tan sano, tan puro y tan auténtico que emociona: he
sentido ganas de llorar en muchas ocasiones leyendo sus
declaraciones.
Por eso me da tanta rabia no haber
podido sentirme cercana a ellos. Creo que para mí el mayor problema es
que, a pesar de que es un libro perfecto en lo que la autora quería
conseguir, yo esperaba otra cosa.
Después de una primera parte donde
estos protagonistas comienzan una relación, me parece el paso lógico
narrar su relación a distancia y cómo se van convirtiendo en adultos en
el proceso, pero pensaba que iba a leer una novela romántica y me he
encontrado con un libro de ficción contemporánea. Todos los temas están
muy bien tratados y me parece que la autora ahonda de una forma
exquisita en la psicología de los personajes, pero no era lo que
esperaba leer.
Quizá, dar más protagonismo al romance hubiera requerido que Rachel utilizara ciertos recursos ya trillados, y
ciertamente agradezco muchísimo que en ningún momento haya el dramón
típico de estas historias, una ruptura supersalseante o terceras
personas; pero sí que me hubiera gustado que el argumento se centrara
más en su romance en lugar de ser algo que sucedía mientras las tramas más importantes se desarrollaban.
Para mí este libro no trata sobre su
historia de amor, aunque siempre esté ahí, si no que nos cuenta cómo dos
adolescentes transicionan a la vida adulta, con todo lo que eso
conlleva, y cómo van madurando y encontrándose a sí mismos hasta
descubrir qué quieren hacer en la vida.
Hubiera disfrutado más de la obra si desde el principio me hubiera
planteado la lectura como una historia de crecimiento personal de sus
protagonistas en lugar de como una continuación de su romance.
Igualmente
os animo a darle una oportunidad, sabiendo ya lo que podéis encontrar.
Esta autora es una maestra tratando ciertas temáticas y sería una pena
que os lo perdierais.
Reseña Hoy. Esta noche. Mañana AQUÍ
Leyna