
Después del accidente en el que murieron los padres y el hermano de Mia, la chica se marchó a otra ciudad y dejó a Adam sin dar explicaciones. El dolor que éste sintió tras su partida lo canalizó a la hora de componer unas canciones tan crudas que enseguida lanzaron a Adam y a su grupo al éxito.
Ahora, tres años después, el joven se ha transformado en una importante estrella del rock, tiene una novia que también es famosa, y se siente vacío, frustrado y perdido.
Durante un viaje a Nueva York, Adam vuelve a encontrarse con Mia, y todo lo que ambos se han guardado y callado durante los últimos tres años (sentimientos, dudas, preguntas, miedos y motivos) sale a la luz.
No me gustó saber que Si decido quedarme tendría continuación: para mí la historia era perfecta tal y como estaba, y el hacer una segunda parte en la que Mia y Adam estuvieran separados se cargaba, a mi parecer, la gran historia de amor de ambos y el motivo de que ella decidiera seguir viva al final de esa novela.
Pero las cosas son como son, y si existía una secuela quería leerla: el primer libro me apasionó y estaba segura de que cualquier cosa que saliera de la pluma de Gayle Forman me encandilaría; y además sentía muchísima curiosidad por saber qué pasaba con Adam y Mía, el por qué de su ruptura y cual sería el desenlace de su relación.
Debo decir que, aunque Si decido quedarme me enamoró por completo y me conquistó en todos los sentidos, Lo que fue de ella no me ha cautivado ni sorprendido de la misma forma, pero también me ha gustado muchísimo.
Y es que el nivel de la primera novela era difícil de alcanzar y superar, pero esta segunda parte es una digna continuación que no defrauda y que complace al lector.
La ambientación y los escenarios donde transcurre la obra son muy variados y totalmente diferentes a los de su antecesora: lujosos hoteles, teatros, restaurantes escondidos, y muchos sitios conocidos (y no tan conocidos) de Nueva York.
En esta ocasión el narrador es Adam, y todo lo que pasa es contado desde su punto de vista. A veces eché en falta saber qué sentía y pensaba Mia; no sé si porque estaba acostumbrada a ello en el primer libro (donde la postura de Adam en todo momento quedaba clara también), o si porque realmente su actitud es tan ambigua y desconcertante en ciertos momentos que me habría gustado meterme en su cabeza, a pesar de que al acabar la obra todo queda perfectamente claro.
Los personajes principales (y casi lo únicos que aparecen) son Adam y Mia.
Adam esconde a ese chico dulce, tierno, comprensivo, alegre, amable y divertido (eso no quita que tuviera carácter) que tan bien conocimos, tras una coraza de hostilidad, confusión, bordería, ansiedad y mal humor. El abandono de Mia lo destrozó y lo dejó hueco y turbado.
No sé si es debido a que sea Adam el narrador, pero en esta novela he encontrado diferente a Mia. Así como en el anterior libro se mostraba seria, madura, responsable y formal, en esta historia he visto a una Mia más abierta y alegre, más despreocupada y desenfadada, y a ratos algo tímida e infantil.
El ritmo es rápido y ameno. Toda la trama transcurre en apenas 24 horas, lo que da agilidad; y el libro es corto, al igual que sus capítulos, así que se lee en nada.
La narración de Gayle Forman es maravillosa. Delicada y dura, fresca y directa, cariñosa y enérgica.
Tiene una forma de escribir muy especial, y sabe ponerse en la piel de los personajes y describir sus sentimientos, pensamientos y decisiones a la perfección, logrando que el lector empatice con ellos (en especial con Adam) con extrema facilidad.
Al igual que en su obra predecesora, las vivencias actuales de los protagonistas se alternan con recuerdos del pasado. Esos flashbacks me encantan, disfruté mucho con ellos y son, para mí, de las mejores cosas de la novela.
Lo que fue de ella es la segunda y última parte de una bilogía iniciada con Si decido quedarme (reseña AQUÍ)
Lo que fue de ella es una buena continuación que, a pesar de no haberme llegado tanto como el libro anterior (cosa que era muy difícil), comparte con él sus mejores ingredientes: una historia que enternece, emociona y llega al corazón; unos personajes cercanos, reales y muy humanos con quienes no cuesta conectar; un ritmo ligero; una narración extraordinaria; y un desenlace perfecto.
Leyna